El Real Oviedo no es capaz de pasar del empate a cero frente al último clasificado
La visita del colista al Tartiere se veía en el oviedismo como el bálsamo perfecto para olvidar los males sufridos en el Helmático pero lejos de ser una 'perita en dulce' el Marino de Tenerife llegó con las ideas claras a la capital del Principado. Cerrarse y esperar para intentar sorprender. Todo lo contrario le sucedía a un Oviedo simplón, previsible y sin recursos para desmantelar el muro canario.
Félix Sarriugarte dejó entender durante toda la semana que haría cambios en el 'once' pero finalmente sólo la entrada de Javi Casares (el mejor de los azules) por Pascual difería del partido ante el Salamanca.
Ante tal tesitura los carbayones se ahogaron en el medio del campo. A penas hubo llegadas y ocasiones. La más clara del choque la tuvo Casares poco antes del descanso.
Nada cambió en la reanudación y quizá lo peor es que tampoco hubo reacción desde el banquillo y la que hubo llegó tarde y puede que a destiempo.
Los del Marino suelen ser esos punto que se echan de menos al final de una liga (ojalá que nos equivoquemos) pero si nuestro Oviedo quiere aspirar a luchar por esta liga es el momento de empezar a dejar atrás los lastres del pasado.