La diferencia la marcan las sensaciones. Quizá en un sprint como en el que se encuentra el Real Oviedo los empates no sirvan del todo, o si, dependiendo el resto de los resultados. El empate del conjunto carbayón en el 7 de Valdebebas (1-1) deja un sabor distinto por las sensaciones que el nuevo Oviedo de Granero proyectaba a la, teñida de azul, grada madrileña.
Tuvo que sobreponerse el cuadro carbayón a un gol, como casi siempre por un error defensivo -que poco les cuesta a los rivales crear peligro sobre la portería azul- y a un tanto anulado poco después -por inexistente fuera de juego de Diego Cervero-.
Granero volvía a apostar por Mantovani y Baquero en el centro de la defensa. Pero sobre todo por Iván Rubio -que década día tiene más peso en el equipo- acompañando a Aitor Sanz en el doble pivote. Con Moré en el banquillo, las bandas fueron para Casares y Pepe Díaz con Manu Busto y Cervero en el ataque.
Bien posicionado el 'once', presionando con criterio, con desdoblamiento de los laterales y trabajo de los delanteros se convirtieron en el 'ABC' de la primera mitad. cero el empate a cero al descanso los azules empezaban la segunda mitad con idéntica partitura. Hasta que a los siete minutos Burgui sorprendía con un disparo cruzado. No desesperó el equipo de Granero, que poco después empataba -aunque el tanto fue anulado- por mediación de Diego Cervero. Error garrafal del colegiado que no impidió que los carbayones continuasen con su trabajo. Fruto del mismo, otra veraz Cervero -esta vez de penalti- empataba a falta de 5 minutos para el final.
Sensación agridulce por el resultado, que no por el juego o el planteamiento. El Real Oviedo respira otro aire desde la llegada de Granero y la actitud y el trabajo táctico así lo demuestran. Por eso este es un empate distinto.
Foto: Diego Crespo