Nuestro titular lo dice todo, esa es la sensación que nos deja el Real Oviedo tras el empate en O Couto. Ante un inoperante, ofensivamente hablando, Ourense los azules no supieron leer el partido. Con un medio del campo casi inexistente y una delantera con falta de pegada apenas hubo ocasiones en las áreas. Para muestra un botón, la más clara del Oviedo fue tras un remate, nos se sabe muy bien con que, de Álvaro Cuello. Y la del Ourense después de un despeje defectuoso con el pie de Dani Barrio.
En esa tesitura parecía que desde el banquillo, y sobre todo teniendo en cuenta los recambios que tenía Sarriugarte, podría darsele la vuelta al choque. Lejos de ser así la lesión de Álvaro Cuello -en principio problemas musculares, Owona entró en su sustitución- condicionaba una de la permutas, mientras que el técnico de carbayón tampoco arriesgó en las otras dos. Casares e Iker dejaron paso a Fran Sol y Señé -aunque el canterano actuó los ocho minutos que jugó como media punta mientras que Pepe Díaz acabó en el extremo zurdo.
La falta de valentía desde el banquillo no es más que el fiel reflejo de lo que quedaba escenificado esta semana. La 'Espada de Damocles' que pende sobre la cabeza del 'mister' no le deja mirar en otra dirección. "Mientras siga ganando seguirá siendo entrenador del Oviedo" le dijeron esta semana. Hoy el Oviedo entendió que la forma más fácil de evitar problemas era no perdiendo. E interpretó el papel a las mil maravillas.
Se presume otra semana tensa. La cril que sujeta la espada cada día parece estar más desgastada. El Tartiere y el Caudal de Paco Fernández dictaran una nueva sentencia. Hay quien ya tienen el pulgar preparado. ¿Será hacia arriba o hacia abajo?
Fotos: Pablo Sánchez / @pablosanchezav