El gabinismo analizado por periodistas

El próximo martes en el Teatro Filarmónica que se está convirtiendo en escenario preferido por autores para presentar sus libros, caso de Isabel San Sebastián hace unos días, dos periodistas asturianos presentarán el libro "El gabinismo contado a nuestros hijos". Son los autores los colegas Gonzalo Díaz-Rubín, redactor de la sección de Oviedo de "El Comercio", especializado en información municipal, y David Remartinez, ex redactor de "El Comercio", posteriormente fichado por el "Diario Montañés", también del grupo Vocento, y ahora director de la revista "Atlántica XXII" que fundó y dirigió el inquieto Xuan Cándano. Aún no le he leído pero estoy seguro que levantará ampollas en los ambientes locales y en especial del grupo popular muchos de cuyos protagonistas salen con amplitud de detalles en el mismo.

Está claro que Gabino de Lorenzo hizo historia, para bien y para mal como alcalde durante veinte años de la capital del Principado. Tras un paso por la delegación de Gobierno parece retirado definitivamente a sus 75 años de la política activa pero lo que resulta indudable es que Oviedo tiene un antes y un después de la etapa municipal de este ovetense ingeniero de minas que en su tiempo de estudiante hacía pareja con Ramón Sánchez-Ocaña como payasos aficionados, de colegio en colegio, y luego llegó a presidente de la Federación Asturiana de Boxeo. Fue alto ejecutivo de los hornos altos de la antigua ENSIDESA en Veriña. Probablemente su combate más sonado como organizador fue cuando siendo ya alcalde trajo al palacio de los Deportes al actor Mike Rourke para participar en una pachanga boxística que dio la vuelta a España. Lo cierto es que desde que se fue del consistorio la derecha local no levantó cabeza y al final el tripartito se instaló contra pronóstico en el poder a la espera de lo que ocurra en las elecciones previstas para el próximo mayo, pendientes como está la ciudadanía de a quien colocará como candidato su partido puesto que como es sabido no será su delfín Agustín Iglesias Caunedo. Ni tampoco la ex foro Cristina Coto pese a los rumores interesados que estos días circulan por la capital.

A todo esto la situación económica de nuestra región se mantiene gracias a las pensiones de jubilados y prejubilados y al discreto pero constante desembarco de multinacionales en nuestra tierra. El último caso es el de la compañía multinacional Axalta con 14.000 trabajadores en todo el mundo y que nació de las ubres de la Dupont. Está considerada como la número uno del mundo en pintura para automóviles y ya ha trasladado sus instalaciones desde Tamón al Parque Tecnológico de Llanera, al antiguo edificio que tenía Morés donde unos doscientos especialistas, en su mayoría asturianos se ocupan de los recursos humanos y del aspecto financiero de la compañía. En las primeras fechas del 2019 tendrá lugar a inauguración oficial de las nuevas instalaciones con presencia del presidente mundial de la compañía. Desde el pasado uno de agosto Yves Kersten ha sido nombrado vicepresidente y presidente para Europa, Oriente Medio y Asia y Klaus Gast director del negocio de pintura en polvo en Europa.

El problema de nuestra región no está ni mucho menos en las multinacionales, bienvenidas sean con la líder Arcelor Mittal, sino en la falta de un empresariado propio, fuerte y solvente. Asturias no tiene importantes entidades financieras propias, ni siquiera medios de comunicación, cuyas sedes se encuentran a muchos kilómetros del Principado. Piensen que con una población a punto de perder el millón de habitantes, con 300.000 pensionistas, 65.000 autónomos y 58.000 funcionarios pocos puede hacer en este país cuasi federal en el que vivimos. Por eso el animoso presidente de FADE Belarmino Feito y su equipo poco podrán hacer para sacarnos de agujero de la crisis mientras contemplamos impotentes la sangría de ver como cada año centenares de jóvenes preparados, y en muchos casos con titulación universitaria, hacen la maleta para buscarse el futuro lejos de nuestra querida tierra. Recemos para que esto algún día cambie.



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