Cinco pérdidas irreparables para el deporte de Asturias

De golpe, totalmente por sorpresa y con nocturnidad, el deporte asturiano, y especialmente el triatlón, han sufrido cinco pérdidas irreparables. La primera, la de un triatleta. Lo fue y seguía siendo hasta en la esencia porque a Miguel no le valía un solo deporte. Si no era el triatlón, y el paratriatlón no acabó de engancharle, no podía ser sólo el ciclismo adaptado en el que fue refuerzo de lujo para la vecina Galicia ante la falta de compañeros suficientes en Asturias. Tenía que ser también otro, siempre multideporte, porque un triatleta siempre es un triatleta. Con su tenacidad y talento hubiera conseguido acabar triunfando también en el tenis en silla de ruedas en el que seguía avanzando y trabajando.  

En la Federación de Triatlón del Principado de Asturias perdemos un Oficial Técnico, un juez que aplicaba el reglamento con la sensibilidad del deportista. De triatleta de los ajenos al postureo y cercanos a la esencia del deporte. Y un técnico, un entrenador, con resultados comprobados y la mejor pupila en casa. Sus buenos consejos la tienen ya otra vez capaz de todo y, por ejemplo, de ganar en un duatlón de Campeonato de España a todas las demás participantes en grupos de edad.  

La cuarta pérdida sensible en triatlón con el paso de Miguel Ángel a otro estado en el que se hará querer como en éste, es la de un Director Técnico que asumió en tiempos no muy alegres ni boyantes para la federación en el Principado, labores absolutamente necesarias. Y pese a que en 2016 se ganó un merecido descanso, después de mucha entrega y desgaste, siempre recordaba que si hacía falta algo y echar un cable, ahí estaba para lo que fuera. Y no son tantos los que siempre están para hacer sin pedir nada.  

Por último, y extensible al deporte de Asturias en general, perdemos a una gran persona. Muchas y muchos pueden dar fe de ello, y el pesar general en el triatlón y el deporte adaptado, o los muchos ámbitos que abarcaba Miguel Ángel, tiene una causa más que justificaba. Ballota pierde un vecino, Cudillero pierde un gaitero, y a su grupo de rock se le va parte del alma. Hoy no hay consuelo posible, ni reparo para tanta ausencia, aunque las múltiples familias a las que Miguel Ángel y su familia se ganaron pertenecer por su carácter y forma de ser atenta, respetuosa y siempre colaboradora, tratemos de arropar a los más cercanos seguros de que siempre perdurarán sus valores en nuestra memoria.   Ángel Fernández González Presidente Federación Triatlón Principado Asturias



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