Escocia sabrá aprovechar el Brexit

El Brexit va a producir numerosos efectos. Uno va a ser el incremento progresivo de la fuerza del independentismo escocés, que fue apaciguado tras el referéndum en el que se determinó la continuidad de Escocia en Reino Unido, pero se ha reavivado con la salida de la Unión Europea, que no era deseada por los escoceses, que siempre se han diferenciado de los ingleses en lo que respecta a la organización internacional europea.

Theresa May ya ha comunicado al Gobierno escocés que no va a permitir la celebración de un referéndum por el que Escocia pueda lograr su independencia del Reino Unido antes de la consumación del Brexit, pero ha ofrecido el otorgamiento de más competencias a las autoridades escocesas. Sin embargo, los responsables de la iniciativa independentista escocesa van a hacer todo lo posible por lograr el cumplimiento de su objetivo, que se va a basar en la celebración de un nuevo proceso de votación para que Escocia pueda lograr su separación política.

Realmente, la posición de Theresa May tiene todo el sentido, ya que el Reino Unido, va a sufrir fuertes turbulencias políticas, económicas, jurídicas y sociales que van a alterar la estabilidad en ese Estado. Además, Escocia va a salir de la Unión Europea en cualquiera de los casos ya sea por la consumación del Brexit o por la proclamación de su independencia. Estos hechos justifican que se pueda posponer la declaración de independencia de Escocia a un momento posterior a la activación de la salida de Reino Unido de la Unión Europea, que ha alterado las circunstancias de una manera tan radical que ha justificado absolutamente la renovación de las pretensiones independentistas escocesas, aparentemente paralizadas hasta que se conoció el Brexit.

La idea de Theresa May favorece a Reino Unido, pero también a Escocia, que saldría más perjudicada que favorecida por una separación política en pleno proceso de consumación del Brexit. Sin embargo, debe reconocerse que los escoceses han sido listos al saber presionar en un momento tan determinado. Además, no hay que descartar que el Gobierno escocés haya impulsado en el presente, de un modo aparente y sin verdaderas intenciones de lograr la independencia, sus programas para lograr, únicamente, más competencias y más financiación.



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