¿Cuarto poder?

Estos días estuvo en España Martin Barón, director del "Washington Post", uno de los periódicos más influyentes del mundo mundial, invitado por la Facultad de Comunicación de Navarra para disertar sobre el papel de la prensa lo que hizo, dada la influencia de la Universidad de Navarra y la importancia del personaje, que sus declaraciones hayan aparecidos estos días por todo el territorio nacional cual gurú mediático de la comunicación.

Los periodistas celebramos el pasado martes la fiesta de nuestro patrono, San Francisco de Sales, y en la reunión quedó patente el mal momento que atraviesa la profesión con un paro galopante, contratos precarios y salarios muy bajos. Las empresas tampoco están para tirar voladores, especialmente en lo que se refiere a los diarios impresos, atacados en su línea de flotación por una caída espectacular de la publicidad a causa de la crisis e internet, dándose el caso en nuestro país que es difícil ver a un ciudadano de menos de 50 años comprando el periódico en el kiosco han cerrado miles-.

Lo cierto es que bien por radio, por tele o por internet la noticia nos llega en vivo y en directo a los pocos momentos de producirse haciendo que su posterior publicación, horas después, o al día siguiente, en el diario impreso huela ya a naftalina. De ahí que los periódicos tradicionales que aún quedan deban de evolucionar buscando su hueco en esta sociedad tan bombardeada por la comunicación.

Estos días estuvo también en Madrid un experto que el grupo italiano propietario de "El Mundo" y "Expansión" ha designado como responsable de los mismos en España para tratar de reducir pérdidas o incluso encontrar un comprador. Este caballero del que, perdónenme, no recuerdo su nombre, apuesta porque el diario que fundó Pedro J. Ramírez tenga menos texto, o sea, que haya menos que leer y el diario económico "Expansión", más color. Pienso lo contrario a este buen señor. Los diarios impresos deben de tener cada vez más que leer fundamentalmente como análisis e interpretación de los acontecimientos que ya hemos conocido por otros conductos informativos más inmediatos. Lo de las redes sociales es una ruta de comunicación imparable que, incluso para los no profesionales, abre posibilidades insospechadas. ¿Quién me iba a decir a mí que comencé con la vieja Underwood y el plomo caliente de las estereotipias y linotipias de los antiguos talleres gráficos que hoy este modesto blog puede ser seguido instantáneamente en el Krenlim o en la Casa Blanca?. No me sorprende, por tanto, que b>Donald Trump utilice twitter como medio principal para llegar a la opinión pública.

Escritas estas reflexiones, muy preocupantes en estos momentos para un profesional, me pregunto: ¿Sigue siendo la prensa en cuarto poder?. Desde luego no para el flamante presidente de la nación aún más poderosa del mundo. Ha descalificado a colegas y medios en ruedas de prensa oficiales y el propio Martín Barón nos acaba de manifestar en España que "la libertad de expresión en los EE.UU. está en peligro". De momento no ha habido ninguna reacción contundente por parte de los colegas americanos pero seguro que termina habiéndola dado el sentimiento solidario existente en la clase periodística norteamericana. Como aquí. Le recordaba el otro día a mi buen amigo y compañero José Luis López del Valle cómo los periodistas deportivos se iban de la rueda de prensa cuando en los tiempos en que Ruiz Sosa era entrenador del Real Oviedo se metía injustamente conmigo y me prohibía que estuviera presente en sus declaraciones.

No se avecinan tiempos fáciles para las nuevas generaciones que sin duda salen de las facultades mucho mejor preparados que lo estábamos nosotros tras pasar por la Escuela Oficial de Periodismo. Pero tampoco no lo tienen fácil los editores. Las empresas de medios en su mayoría están hoy en manos de grupos mediáticos muy ligados a los políticos o a los núcleos empresariales y financieros. Me consta que el periodista en general cada vez tiene menos libertad para moverse por las columnas de su diario. Hace muchos años, allá por la década de los 60, recuerdo que el entonces ministro de Información Manuel Fraga Iribarne visitaba la redacción del diario ovetense Región. En una esquina el entonces corresponsal de EFE, Luis Puente, un veterano redactor de "La Nueva España" que se parecía a John Wayne, siempre con el pitillo colgando en la comisura del labio, dictaba su crónica a la agencia por teléfono. Al pasar junto a él el ministro dándole una palmada dijo: "No molestemos, que es el cuarto poder" a lo que Luis Puente respondió sin inmutarse: "Ministro, eso era antes. Ahora nos manda cualquier mindungui".
Que razón tenía el veterano colega. Vamos, de cuarto poder nada de nada.



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