Frente al terrorismo

un sistema multilateral democrático eficaz, unas Naciones Unidas refundadas dotadas de los medios personales, técnicos y financieros necesarios; una solidaridad planetaria que permita a todos los seres humanos una vida digna (hoy, menos de 100 personas poseen una riqueza mayor que la mitad de la humanidad y cada día se invierten en armas y gastos militares más de 4.000 millones de dólares al tiempo que mueren de hambre y pobreza extrema miles de personas, la mayoría niños y niñas de uno a cinco años de edad); restablecer un decidido apoyo al desarrollo humano y sostenible, tanto a escala mundial (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo) como bilateral; cumplimiento de los derechos humanos de todas las personas, descartando el poder absoluto en cualquier supuesto; ... y análisis profundo y neutral de las causas que, en la medida que corresponda, desencadenaron animadversión, xenofobia, prevalencia y fanatismo... 
 
La fuerza sola, no. Su uso indebido -como en la invasión de Irak- se halla precisamente en el origen de muchos sentimientos y acciones terroristas. Frente al terrorismo es un error invocar solo a la fuerza. Lo que lo provocó en buena medida no puede ser único remedio.



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