No es lo mismo ir en la procesión que repicar las campanas

La comparecencia de los consejeros del Principado en la Junta General empieza aclarar el panorama aunque éste no sea bueno, tal como nos temíamos. No hay un euro y los agujeros son más grandres y negros que lo que había dicho en su momento Vicente Alvarez Areces quien el viernes, en Gijón, recibirá su particular baño de multitudes, una buena manera de forzar su candidatura al Senado por el PSOE asturiano.

Sin euros y con la crisis apretando a Francisco Alvarez-Cascos no le va a quedar más remedio que volcarse en las elecciones generales del 20 N para asentar su joven partido y unos meses después, si los votantes aquí y en Madrid no le dan la espalda, disolver el parlamento asturiano y convocar de nuevo elecciones autonómicas en busca de un más amplio margen de maniobra. Es cierto, no es lo mismo ir en la procesión que repicar las campanas y su consejero de Hacienda Ramón del Rivero dijo, sin alterarse lo más mínimo, que de suprimir el céntimo sanitario nada, de vender SEDES lo mismo, al igual que la enajenación del ente público de la radio televisón autonómica, que para eso hay que aprobar una nueva ley en el Congreso y la legislatura ya está agotada, entre otros frenazos previstos.

El consejero de Sanidad Navia-Osorio expuso buenos deseos y nos alarmó a todos los asturianos, sin duda con razón, con el coste total que va a suponer el nuevo hospital central así como con la fecha en que podrá entrar en funcionamiento. Por eso del ahorro bien se podría aprovechar esa histórica fecha, allá, espero, por el año 2013, para hacerla coincidir con la inauguración del AVE que nunca existió y cuyo parada final en Asturias continúa siendo un misterio. Desde luego a Gijón no vamos a verle llegar; quizás a Fuso de la Reina y, en todo caso,  arranque y final en Pola de Lena que así se convertirá en la auténtica puerta de Asturias.

Lo dicho, cumplir las promesas electorales no es facil para ningún político y limitarse a poner cierto orden en los gastos de nuestra autonomía adelgazando la Administración y adobándolo con frases al sol que parecen arrancar en Pelayo hasta llegar a Alvarez-Cascos pasando por Jovellanos, Melquiades Alvarez, Agustín Arguelles, etc. no me parece, la  verdad, tejido suficiente para sostener el andamio asturiano y relanzar nuestra autonomía. Un andamio basado en la fuerte personalidad de su diseñador con una labor política absolutamente personalista, de tal manera que si el hoy presidente del Principado tiene que quedarse una temporada en la cama por gripe, más de un millón de asturianos cogeríamos una pulmonía.

Por cierto, el próximo domingo en Cudillero tendrá lugar el acto de entrega de la Amuravela de oro que organiza la Asociación de Amigos de Cudillero que preside el infatigable Juan Luis Alvarez del Busto. Una será para el director general emérito de la Real Academia Española de la Lengua Víctor García de la Concha, cuya figura será glosada por el abogado y periodista José Luis Merino, durante años subdirector del programa televisivo “La clave” que dirigía su buen amigo José Luis Balbín quien encara el otoño desde su cuartel de invierno en la villa pixueta, alejado como está en estos momentos del poder constituído aún no hace 100 días. La otra será para el investigador Carlos López Otín de quien debemos de sentirnos orgullosos todos los asturianos -no íbamos a estarlo solo de Fernando Alonso- y que será presentado, como no podía ser menos, por el Rector Magnífico de la Universidad de Oviedo Vicente Gotor. Sino la de Francisco Alvarez-Cascos, que también tiene la Amuravela de oro, si se espera la presencia de su simpático consejero de Cultura Emilio Marcos Vallaure quien podría muy bien aprovechar la ocasión para estrenar esa pajarita con los colores de la bandera asturiana que se que le acaba de regalar un admirador asturianista. No ha sido Xuan Xosé Sánchez Vicente, que conste.



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