Unidos en Gijón por el Santo Patrón

 

 

La festividad de San Pedro, además de la tradicional bendición de las aguas, este año con protagonismo de la nueva alcaldesa, Carmen Moriyón, tuvo como aliciente la entrega de Medallas y distinciones del Ayuntamiento de Gijón, acordada por el Pleno del pasado 20 de diciembre, y en la que se distinguía, por unos u otros motivos y merecimientos, al Puerto y a la comunidad portuaria de Gijón, por promover la actividad económica no sólo de la ciudad sino también de toda Asturias. A Francisco Prado Alberdi, antiguo Secretario General de Comisiones Obreras de la ciudad y sindicalista desde la época de la dictadura, a la periodista y viuda de Sabino Fernández Campo, María Teresa Álvarez, también a José Manuel Menéndez Rozada por su trayectoria sindical al frente de UGT o a la Tertulia Cultural El Garrapiellu, por su trabajo en defensa de la cultura asturiana y por su larga trayectoria en Gijón. También se ha reconocido la buena labor de la Unidad de Hospitalización a domicilio del Hospital de Cabueñes y a la escritora Carmen Gómez Ojea, ganadora del premio Nadal, por ser una de las autoras más relevantes de la ciudad y por su larga trayectoria literaria. Y, encabezando la lista, a a Santiago Carrillo como Hijo Predilecto y a Rodrigo Rato como Hijo Adoptivo, de Gijón naturalmente. 

 

 

El asunto en su día despertó no poca escandalera, precisamente por haber sido aprobadas estas nombradías por votación unánime de PSOE, IU y PP, con lo que a unos les reprochaban dar medallas a "rojos" y a otros dárselas a "azules".

 

Pero el resultado fue que, una vez más, Gijón, con ese espíritu tan suyo, teñido de independencia salitrosa y de reconocimiento entre sus pares, que no casualmente tomaron el vino o la sidra juntos desde tiempo inmemorial los señoritos de Somió y los pescadores de Cimadevilla, los capitanes de Industria del Natahoyo y los obreros de La Calzada, Gijón, digo, dió ejemplo de carácter universal y de sociedad civilizada, que es la que se consigue cuando el sustrato popular está impregnado de cultura y sensatez sabiamente combinados.

 

 

Les traslado esta reflexión dominical porque la juzgo interesante, incluso como ejemplo a seguir --aunque a quienes ciega la miopía sectaria los ejemplos les importan un pepino, y ni siquiera español-- en estos días en los que no sé si la crisis o la dilatado del advenimiento de una nueva esperanza, llenan los comentarios de crispación, de sectarismo partidario, de cretinismo argumental y, en definitiva, de pobreza espiritual. Pobres mimbres esos para salir de esti furacu cabrón en que nos metieron.

 

Hagamos como Gijón. Luchemos unidos, ya que no por el Santo Patrón, por nosotros mismos. ¡Qué carajo!

 

 

 

 



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