Los erizos de mar no pueden con las algas invasoras

Los erizos de mar no pueden con las algas invasoras

Investigadores españoles han analizado cómo los erizos de mar (Paracentrotus lividus) –herbívoros generalistas en el Mediterráneo– podrían limitar, a través de la depredación, la invasión de dos algas introducidas (Lophocladia lallemandii y Caulerpa racemosa), que afectan “gravemente” los fondos marinos.

“Al cabo de siete meses de experimento se comprobó que la depredación de los herbívoros no tenía ningún efecto una vez Caulerpa racemosa estaba completamente establecida, pero sí limitaba su establecimiento en estadios incipientes de la invasión”, apunta a SINC Emma Cebrián, autora principal del estudio e investigadora en el departamento de Ciencias Ambientales de la Universidad de Girona.

 

En el caso de Lophocladia lallemandii, los erizos fueron capaces de limitar los incrementos estacionales del alga. “Como el consumo directo de esta especie por parte de los erizos es muy bajo, su disminución se debió más bien a la disminución de otras especies nativas (consumidas por los erizos) y que sirven de sustrato al alga”, comenta la experta.

La investigación, que se ha publicado en Biological Invasions, demuestra que aunque altas densidades de erizos pueden limitar el establecimiento de algas invasoras, “estos no pueden ejercer ningún control en zonas altamente invadidas”, manifiesta la investigadora.

 

Erizos al ataque

A través del experimento, los investigadores compararon la proporción de algas invasoras disponible en el medio y la realmente consumida (presente en el contenido estomacal). “Los erizos no consumen las invasoras en función de la disponibilidad, sino que tienen preferencias”, señala Cebrián.

A pesar de que las dos especies de algas invasoras son muy abundantes en el medio, Lophocladia lallemandii fue muy poco consumida mientras que los erizos mostraron cierta preferencia por el consumo de Caulerpa racemosa”, subraya la bióloga.

 

Para comprobar si el consumo de los erizos podía controlar la invasión de ambas especies, el equipo de investigadores introdujo erizos en alta densidad (12 erizos/m2) en jaulas y siguieron la evolución de las algas invasoras.

Las jaulas se instalaron en zonas completamente invadidas por C. racemosa (invasión establecida), en zonas donde aún era muy rara (estadios iniciales de la invasión) y donde L. lallemandii era muy abundante. “Los erizos solo controlaron la expansión de C. racemosa en las jaulas instaladas donde la invasión era incipiente”, recalca Cebrián.

 

Según el equipo de investigación, por el creciente impacto de especies exóticas, el estudio de los posibles mecanismos de control de las invasiones, y la resistencia de las comunidades nativas a la invasión, “es de sumo interés

 

FOTO: El erizo de mar (Paracentrotus lividus) solo lucha contra las algas invasoras en una fase inicial o cuando las densidades son muy bajas. Imagen: Enrique Balesteros

 

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