Vega Arango reconoció que "dejo un déficit, lo admito y no lo oculto. Pero en ese déficit hay que pensar lo que se rebajó la deuda concursal. De cómo estaba en treinta y ocho millones de euros y ahora está en doce o trece". No obstante, indicó que "las cuentas están inmaculadas", y añadió que "eso de que estamos en momentos críticos no lo cree nadie. Estaremos en momentos difíciles".

El dimitido presidente recordó que en 2002 "nadie quería coger el club, sólo un grupo de valientes al que incluso nos llamaron los enterradores, pero se recondujo la situación".

Además, admitió que "la temporada fue decepcionante, se hizo un equipo para subir y no se logró" y se mostró "triste por algunas críticas que rallaban el insulto", y tuvo palabras de elogio para los hombres que le rodearon en esta última etapa.

El que fuera presidente rojiblanco reiteró su postura contraria al proceso de transformación de los clubes en sociedades anónimas, "algo hecho por los políticos no por los hombres de fútbol", e indicó que no conoce a nadie que se hubiera enriquecido con el fútbol "más bien al contrario".

Vega Arango reconoció que la presidencia "quema". "Con eso lo digo todo. Todo lo que dije es lo que pienso. No miento, no mentí nunca, lo más que hice fue callar no mentir", y añadió que "nací sportinguista y siempre lo seré, lo llevo en el alma, el Sporting me va a tener siempre a su lado". "El Sporting es un club honesto, con sus defectos, pero que se le quiere en toda España y con unos dirigentes extraordinarios. Y puedo dar fe de ello y los defenderé siempre".