Por Ignacio Sánchez.-La calle Gascona de Oviedo está que hecha humo. ¿Un incendio?, no. ¿Una concentración de indignados?, tampoco. Es el tradicional amagüestu de castañes con el dulzor fructuosu del mosto de les primeres llagarades en Asturias. Un día soleado y caluroso, en el que el otoño sólo se manifiesta por un vientu de les castañes que barre las calles y avenidas y arrastra hojarasca por doquier, sirve de marco al encuentro en el que cientos de personas, ya a mediodía del domingo, se daban cita para degustar castañas gordas y bien magostáes con sendos vasos de sidre del duernu.

Los fogoneros fueron tempraneros, y desde primeras horas de la mañana estaban ya tizando el fuego de leña sobre el que giraban los bombos que, no como los de la lotería, traían premio seguro cada cierto tiempo, soltando un montón de kilos de castaña bien rostía.

Abuelos con nietos, madres y padres con fíos, moces y mozos, 'singles', más y menos pudientes, disfrutan codo con codo en una marea creciente que seguirá afluyendo y paseando por el céntrico paseo sidrero capitalino hasta las dos o las tres de la tarde.

Se espera dar buena cuenta de una tonelada de castañes y mil litros de sidra del duernu del llagar de Menéndez.

FOTOS: AsturiasMundial