Regata para chicos y adultos con discapacidades en Puerto Madero

Regata para chicos y adultos con discapacidades en Puerto Madero
Catorce personas entre niños y adultos, con distintos grados de discapacidades mentales, corrieron la Octava Regata Integradora organizada por la Prefectura Naval Argentina y la Fundación Nosotros en Puerto Madero. Subieron a los veleros de la Prefectura, cada uno con su acompañante terapéutico.

El jefe del departamento de Deportes Náuticos de la PNA, Eduardo Argerich, explicó que "hace varios años que la institución colabora en esta actividad, ayudando en la integración de personas con discapacidad intelectual, organizando estas actividades recreativas que favorecen a la integración".

Aclaró el funcionario que "durante el año hacemos cuatro actividades con esta fundación, hacemos navegaciones previas con ellos, y como cierre culminamos con esta regata".

Argerich informó que "en esta oportunidad han embarcado catorce chicos, cada uno con su respectivo acompañante terapéutico, e interactúan con la tripulación de cada uno de los veleros de la Prefectura". Así, recorrieron el circuito marcado por boyas en el dique tres.

"Esta es una forma más de integrarnos como fuerza en la sociedad, mostrando que nuestra misión es más que la protección de las aguas y los recursos naturales, y además la posibilidad de ayudar de manera concreta en el proceso de inclusión social de estas personas", finalizó.

Antes de la largada de la regata, la Prefectura efectuó un simulacro de rescate que incluyó el empleo de un helicóptero, un barco guardacostas, dos lanchas y buzos tácticos.

Junto a los veleros de uso cotidiano de la Prefectura estaba el barco insignia de la fuerza, el yate "Esperanza", que participa en regatas internacionales.

Fermín Murall, presidente de la Fundación Nosotros, le contó a Télam que "hace 26 años que trabajamos en el ámbito de la discapacidad intelectual".

"Tenemos cinco centros en San Isidro, uno grande en Tigre y uno muy grande en Escobar. Ayudamos integralmente a las personas y sus familias, haciendo eje en la capacitación laboral y la inclusión", describió.

Murall explicó que "la idea de las regatas surgió, porque a la mayoría de los que integramos la fundación nos gusta navegar y había aparecido en un club náutico de San Isidro la oportunidad de obtener en préstamo un barco".

"Ahí empezamos a practicar y a entrenar con los muchachos y descubrimos el proyecto de la náuticoterapia, que tiene que ver con navegación sin adaptación y con los beneficios propios de la actividad", continuó el presidente de la fundación.

Murall detalló que "lo más visible es el beneficio deportivo, el desarrollo de una actividad física muy completa, pero además está la estimulación y el despertar de motivaciones personales, cómo la autoestima y la satisfacción".

"La persona con discapacidad intelectual es una persona a la que le falta visibilidad. Esta actividad la pone en un lugar de deseo, de posibilidad y de desarrollo", añadió el organizador.

Murall destacó que "por eso es muy importante que no sean embarcaciones adaptadas, sino éstas de uso competitivo, para que sean concientes de que están donde cualquiera puede estar haciendo lo que cualquiera puede hacer, que en definitiva es así".

"Ellos disfrutan del viaje cómo lo haría cualquiera de nosotros, disfrutan del derrotero del mismo modo y comparten alegrías y reproches por los quehaceres de a bordo por igual", aclaró.

Murall anticipó que la fundación se propone "replicar la experiencia en otras partes; ya empezamos en Uruguay, con la prefectura uruguaya y una fundación de allá, siempre con la idea de profundizar en la integración".

El cierre de la actividad, que incluyó una entrega de diplomas a los participantes, estuvo a cargo de la banda musical de la Prefectura.

Testimonios

Flor, de 24 años, fue una de las navegantes en uno de los veleros con los cuales habitualmente se entrenan y corren regatas los integrantes de la Prefectura.

"El viaje fue muy bueno y el barco se movía mucho", dijo a Télam apenas desembarcó.

Flor agregó que "ya había hecho un viaje en barco; me gusta mucho subirme, es divertido".

Ana María fue con su hija María Luisa, a la que acompaña siempre desde su primera regata, hace ocho años.

La mujer comentó a Télam que "esto me pone muy feliz por mi hija; las primeras veces tenía miedo por ella y por el río, de que cometiera un error o en un descuido se cayera al agua, pero ella aprendió y lo disfruta mucho".

"Cuando llega a casa está recontenta y me cuenta de todo, además acá aprende a interactuar con sus compañeros de barco y eso la ha hecho una mujer más desenvuelta. A ella le hace muy bien y yo estoy chocha", concluyó.

Dejar un comentario

captcha