La infelicidad transparente

La infelicidad transparente

En el principio el mal y el miedo no eran conceptos abstractos que sólo se hacen visibles por sus consecuencias. Por entonces, tanto el mal como el miedo, eran dos tipos de mariposas, negras y grises, que tenían la particularidad, además, de envenenar con sus picaduras.

 

Los humanos no tenían la cabeza que tenemos ahora, tenían sobre el cuello una jaula de pájaros enrejada que contenía cientos de mariposas. Lo que hoy es la boca era la portilla de la jaula por donde se liberaban los temibles insectos.

 

Los hombres eran previsibles porque podías ver en los demás, claramente, si contenían en sí mismos miedo y maldad sin necesidad de decir una sola palabra, ni amorosa ni dañina. Podían ver la verdad que se escondía tras el falso interés y los ataques verbales gratuitos. – Son mariposas negras lo que me sueltas ante mi cara, penoso infeliz – decían aquellos que recibían los malos gestos o la falsedad. Podían ver mariposas negras revolotear alrededor de sus oídos mientras una persona mala les despreciaba, o mariposas grises cuando una persona miedosa intentaban hacer más débiles a otros mediante la prepotencia y la humillación.

 

Las jaulas repletas de oscuras alas diminutas, como hojas de fresno carbonizadas, paseaban avergonzadas entre multitudes que se apenaban de ellos ante tan obvias intenciones de contagiar su enferma existencia a los demás.

 

Sin embargo, con el tiempo, los malos y los miedosos decidieron cubrir sus cabezas-jaulas con piel para que no se supiera de su contenido, y así las mariposas salieran disparadas de sus bocas y pudieran envenenar a los demás sin tiempo de reacción. La solución tuvo éxito y el número de infectados se incrementó llenando las cabezas-jaulas de los inocentes de pequeñas huevas que provocarían el crecimiento descontrolado de mariposas tóxicas en ellos como una plaga. Las jaulas se cubrieron de rostros opacos que impedían, siquiera, escuchar los aleteos de las mariposas, ni mucho menos adivinar su color. Sólo sentimos sus picaduras, provocando rabia y sufrimiento de forma automática sin que nos podamos anticipar y conocer la infelicidad real que se esconde en esas jaulas ocultas.

 

Si bien en otro tiempo estuvo más claro, sin piel ni telas que cubrieran la debilidad de esas personas, hoy no es tan obvia para nuestros sentidos, pero está ahí: la miseria escondida en la cabeza-jaula, como un encriptado testimonio de la penosa causa del daño de sus palabras y sus hechos. Las mariposas negras y la grises no te atacan, se defienden. No las puedes ver, pero sí las puedes intuir entre las malas formas de los malvados y miedosos.

 

No te dejes engañar, no te dejes infectar por los infelices que viven infectados de miedo y rabia e intentan propagar su infelicidad a través de picaduras cobardes. Su existir es una defensa-atacante constante, déjalos que se consuman en la podredumbre de miles de anodinas mariposas muertas de inanición en sus cabezas. No les des salida ni alimento. A no ser… que tú sea uno de esos.

 

Caperán

Psicólogo y coach

jacaperan@gmail.com

Consultas y cita previa 984 052 925

C/Magnus Blikstad 21, entres. D. Gijón

@jacaperan

 

8 comentarios

  • # Hebrón Responder

    11/10/2016 23:38

    No ha cambiado tanto el panorama, mucho hoy todavía tienen la cabeza llena de pájaros o de grillos. Otros, vampiros, chupan el ánimo de sus cercanos y los intoxican con sus secreciones. Y lo más jodido es que el más tóxico puede ser tu padre, tu madre, tu profe, tu jefe, tu compi

  • # vicente Responder

    18/10/2016 00:26

    ¿Cómo protegernos de los de la mariposas?

  • # José Ángel Caperán Responder

    21/10/2016 15:58

    Puedes protegerte esta gente solamente conociendo sus intenciones y cuáles son las razones verdaderas de ese comportamiento. Si nos afecta, a pesar de saber de sus miserias, y de que se están defendiendo atacando, es porque nuestra autoestima quizá sea débil. En este caso primeros deberíamos desarrollar nuestra autoestima, a quiénes damos el poder de opinar sobre nosotros, quiénes somos nosotros sin ellos y por qué yo soy más feliz que esa persona tóxica. Los tóxicos no cambian y si a mí me afecta un tóxico, y sé que es tóxico/infeliz/acomplejado/inseguro... y me lleva a su terreno el problema lo tengo yo conmigo mismo y lo debo trabajar. Gracias!!

  • # vicente Responder

    27/10/2016 23:14

    Muchas gracias, capi. Pequeña es la punta de la espina, pero a quien le duele no la olvida. Los tóxicos/acomplejados/infelices/inseguros incomodan mucho y más si tienen una postura jerárquica por encima. Si se les da la espalada son rencorosos y vengativos. Los trepas, los lameculos, los bien-mandados son paga. Como al árbitro de fútbol, que lo haga bien o mal, nunca o hará bien a gusto de todos y que se caguen en su puta madre, aunque haga oídos sordos, le tiene que molestar. Y si bajan a solmenarle los ijares, le duele más. Al jefe no le puedes solmenar y abusa de su poder. Besos

  • # aharon Responder

    01/11/2016 09:08

    ¿quién llena la cabeza de mariposas a los niños? ¿quién le cuenta cuentos sexistas? ¿quien hace sonar a las niñas (ya mujeres) con un príncipe azul que les pida matrimonio - que yo salvo a Leticia, no conozco ninguna más-? ¿quien hace estar tan insatisfechos a los jóvenes esperando quimeras? ¿en manos de quién están dejando los padres la educación de sus hijos? He visto perros más queridos y mejor cuidados que los propios hijos.

  • # Tascon Responder

    06/12/2016 23:16

    felices fiestas

  • # Tascon Responder

    06/12/2016 23:16

    felices fiestas

  • # Vicente Responder

    10/12/2016 02:28

    felices navidades a capi y todos los lectores

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