El enésimo arte

El enésimo arte

En una de las mayores imposturas, y esto es dar grado a quien tal vez no lo tenga, la denominada wikipedia hace un singular canon sobre las artes desde que en el mundo han sido, o sobre el mundo desde que el Arte es. El ránking, que supera un ‘top-ten’ curioso, está precisamente liderado por el arte, pero no se especifican ramas. La Gastronomía, por ejemplo, está en el número 10, jugoso y redondo, comercial, pero que tiene nueve por delante. No es como Bo Derek. También interesante es que la Religión figure en estos superventas de pantalla líquida en la quinta posición, una por debajo de la Historia, una por encima de la Medicina. Un buen sándwich, por cierto. Para concretar el análisis veamos que la Sociología, ay Dios, está por encima de la Gastronomía, pero por debajo de la Economía, quizás razonablemente. La Tecnología que tanto nos quiere torear figura en el séptimo lugar (el del cine en el microcanon de las artes). Para completar y no dar demasiados detalles, la Música es la subcampeona y la Literatura, pese a las lágrimas del gran Vargas Llosa, entra en el podio de milagro. Para rematar, nunca mejor dicho, en el undécimo lugar está la Ficción, y en el duodécimo, ‘véase también’.

No es éste el canon de las siete maravillas, a las que se va acoplando, siglo a siglo, la octava, y sin intervención de la Unesco. Es decir, nada tiene que ver que las pirámides de Egipto sea una de las maravillas del mundo y la Literatura no reine en el canon de wikipedia. El caso es que si el Arte manda debemos suponer que hay que desglosarlo en todas las ‘subartes’ consideradas. Del mismo modo que la Religión (aunque sea la quinta en el canon) debería deshilacharse en varias (casi todo el mundo dice Jesucristo cuando se puede hablar desde Buda hasta la cienciología de Tom Cruise pasando por el Dalai Lama o por los piratas del papa Clemente).

El caso es que el Arte son muchos, incluso cuando no consideremos tal, gran error, a la Literatura: primero fue la pintura, luego la escultura, después vino el mestizaje, hoy son las performer y los vanos llenos. Y el cine. La siempre olvidada, quizás por su culpa, es la arquitectura. Leonardo, como Picasso, sólo hay uno. Pero Miguel Ángel hizo de todo, como tantos otros. La arquitectura no es sólo negocio, es el ámbito de nuestras vidas. Abarca el urbanismo, la delicadeza y el buen gusto. En la arquitectura también cabe la grosería, el esperpento y la barbaridad.

Viene esto a cuento de un precolorario bíblico: por sus obras los conoceréis. Hace un par de semanas se presentó en Madrid una revista, por supuesto nacional, que trata en su último número sobre la nueva arquitectura asturiana. Bajo el evidente pretexto del Centro Niemeyer (que, por cierto, está a punto para el 15-D), la publicación se da una vuelta por varios de los últimos grandes pequeños hitos de la arquitectura asturiana. En mi opinión, no sobra nadie pero falta mucha gente. Quizás no había más papel… No cito nombres ni proyectos ni obras por razones de higiene y, por qué no decirlo, por temor a la ignorancia. De cualquier modo sí refleja lo que pretende: un esbozo, un trazo corto e intenso sobre el talento arquitectónico asturiano. Una inteligencia preclara, como lo es siempre de la gente que se dedica a pensar planos, lugares, sensaciones y colores.

El Niemeyer, los Calatrava, Mangado… Alguien pensará que Asturias nutre su paisaje con tolerante hospitalidad, pero lo cierto es que ‘oculta’ valores indispensables, poco plubicitados y, por evidente ley de murphi, poco apreciados. Y se esconden porque la arquitectura según el canon de la wikipedia no es un arte en sí misma, sino dentro de las Artes. La nómina de grandes arquitectos actuales, de ahora mismo, en Asturias es muy potente, y cuando se les conoce y se conoce su obra, muy valiosa. Como siempre hay muchos peros, comenzando por su propia desidia colegial. Pero son matices gremiales. Lo importante es lo que hay, no que lo queramos ver. Sin embargo frustra un poco que especialistas de la capital nos cuenten lo que tenemos como si no supiésemos. Es la vieja historia del espejo cóncavo.

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