Burgos revienta

Burgos revienta

La insólita violencia que se está viendo en Burgos es la muestra del profundo cabreo de una ciudadanía harta de soportar los desmanes de sus gobernantes. Burgos ha reventado. Normalmente sumisa y conservadora, ha dicho basta.

 

Los vecinos del barrio de Gamonal llevan un tiempo manifestándose de forma pacífica, protestando por la reforma de su principal avenida, la calle Vitoria, que recorre la ciudad desde la Plaza del Cid hasta su salida en dirección al País Vasco, atravesando el barrio de sur a norte, sin que las repetidas muestras de rechazo pacífico hayan hecho mella en el gobierno municipal del PP, a cuya cabeza se encuentra el señor Lacalle, con relaciones polémicas con constructores locales hoy ligados a la controvertida actuación del bulevar.  

 

Ahora sí. Ahora que han decidido hacerlo de forma violenta y que los medios de comunicación de todo el mundo se han hecho eco de las protestas, ahora es más que probable que se tengan en cuenta sus reivindicaciones.

 

Pero en Burgos no solo se está protestando por unas obras. En Burgos, los vecinos han canalizado a través de las quejas por una reforma a todas luces innecesaria, todo el malestar de unas políticas que se ceban con los que menos tienen, protagonizadas en Madrid por el mismo partido que viene gobernando el municipio desde hace treinta años (excepto los cuatro años de gobierno del socialista Olivares), con alcalde popular condenado por prevaricación en el caso de la construcción.

 

En la Calle Vitoria, en el tramo que discurre por el barrio de Gamonal, los vecinos vienen aparcando sus vehículos en doble fila sin especiales problemas entre ellos, dejándolos en punto muerto para que no queden encerrados los más próximos a las aceras, y dejando cuatro carriles para una de las vías más transitadas de la ciudad, no en vano es la que da acceso desde el centro a los polígonos del norte, al aeropuerto y es la salida y entrada natural de la Nacional 1 dirección Villafría, Briviesca y Miranda.

 

Manifestaciones iracundas infrecuentes por esos pagos habitados por castellanos sobrios, poco amigos de las estridencias; actitudes más propias de colectivos reivindicativos como los mineros asturianos o los siderúrgicos vascos, que dicen provocadas por infiltrados antisistema violentos, pero que parecen el germen de lo que puede convertirse en un estallido de feroces muestras de indignación por todo lo que nos está sucediendo.

 

En Burgos, como en toda España, hay ciudadanos que no pueden más, familias enteras sin ingresos que ven como personajes sin escrúpulos se burlan de ellos a su cara. Mientras los bien remunerados munícipes recortan en la ayuda social, la sanidad y la educación, no hay problemas presupuestarios para sufragar unas costosas obras que los vecinos afectados no quieren y de las que solo van a beneficiarse los mismos de siempre.

 

Desde luego que la violencia es reprobable, pero, lamentablemente, muchas veces es la única forma de que el ciudadano sea escuchado por esas mayorías que consideran que su victoria en las urnas les legitima para hacer todo cuanto quieren, como si la calle fuera suya. La calle es de todos los vecinos, no suya y de sus secuaces, señor Lacalle. Y la cosa está que arde. 

 


4 comentarios

  • # Begoña Responder

    14/01/2014 16:23

    Se puede decir más alto, pero no más claro

  • # miguel cp Responder

    14/01/2014 19:35

    No hablamos de violencia gratuita. Cuando los atrincherados representantes públicos, la corrupta e interesada casta de caciques y padrinos, los voceros serviles de los medios de comunicación, ahogan la pacífica protesta de la ciudadanía, ensordecen su legítima voz, aplastan sus manifestaciones reivindicativas con la maquinaría pesada de la manipulación y con las porras y balas de la caballería policial, entonces queda más que justificado el recurso a defenderse de todos los ataques, para que, al menos, su voz trascienda globalmente en un plasma, en las ondas, en las columnas impresas. Alguna vez, porqué no, el lanzamiento de una piedra es el escudo de la democracia.

  • # José Antonio Careses Responder

    14/01/2014 22:45

    Sin entrar en otras consideraciones. Por fin la presión popular y pacifica de los vecinos hizo entrar en razón al Alcalde ,hoy anuncia la paralización "provisional" de las controvertidas obras. Conclusiones no se puede hacer "todo para el pueblo" sin el pueblo. Y si como dice el autor del articulo el Alcalde Lacalle, lleva gobernando tres o cuatro mandatos, igual pensó que la ciudad era de su propiedad y podia hacer lo que le diese la gana. Un triunfo de los vecinos de la Gamonal que fortalece la democracia..

  • # Carulo Responder

    15/01/2014 17:27

    El fin no justifica los medios.

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